17.12.09

Paralelamente

Paralelamente, tirado en el sofa en una postura compleja y con un vaso de ron de la mano, Alex pensaba en aquella niña que había conseguido llenar su vida con la palabra todo. Pensaba en ella y no podía dejar de hacerlo. Recordaba como le desabrochaba los botones y le baja las cremalleras. Recordaba como acababa lleno de pintalabios en el cuello. Recordaba aquel movimiento de cadera que tanto le enloquecía.
Pero el vaso cayó al suelo. Alex se incorporó con el pulso acelerado. Algo estaba pasando. Lo sentía. Lo notaba. Algo pasaba.
Se levantó y corrió hacia donde dejó su móvil. Lo cogió, marcó el número de Blanca.
Ella no contestaba. Insistió. Ni si quiera se lo cortaba. Algo no marchaba.

12.12.09

Viva.

Abrió los ojos. Despacio. Veía borroso. Estaba viva, obvio. Una venda blanca como las nubes, cubría aquel corte. Murmuró algo de manera inteligible.
-A... l... e... x...
-No hables -dijo aquel doctor que no dejaba de mirarla.
Estaba viva. Ella estaba viva pero su corazón estaba en los últimos latidos de amor. Después de mantener los ojos abiertos, los volvió a cerrar despacio.
Y con los sueños, siguió recordando.
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Alucinar

X: Tú, imbécil.
Y: ¡¿Qué pasa, enana capulla?!
X: Que te quiero.
Y: Jo, pero que maja que eres.
X: No soy tan maja, créeme.
Y: Pues no te creo.
X: Si me enfado mucho, ¿no lo has visto?
Y: Eso es bueno, es un puntazo que lo hagas. Las reconciliaciones son muy bonitas.
X: ¿Cómo la del otro día andando?
Y: Sí, cuando justo después pude agacharme a coger el corazón que me habías arrancado.
X: No, esa no... Aquella en la que me estampaste un gran y dulce beso, ¿te acuerdas amor?
Y: ¿Cómo voy a olvidarme del sabor de tus labios?
X: Olvidándote, nunca los has probado.
Y: Los sueños también forman parte de mi vida, y tú formas parte de mis sueños.
X: ¿Sabes? Los sueños son traicioneros; a veces he soñado en alguien parecido a ti... Pero desperté. Y cuando apareciste, tuve que pellizcarme unas cuantas veces para ser consciente de que eras real. Que eras real tú y tu sonrisa.
Y: Entonces... mi sueño, el de que uno de tus sueños me soñara a mí, se hizo realidad y ahora vivo el mejor sueño del mundo, tú.
X: ¿Sabes que los sueños pueden o acabar en pesadillas o despertar, no?
Y: Si despierto, seguiré soñando porque tú estarás al otro lado de la cama, las pesadillas no aparecen en los sueños que llevan por título tu nombre.
X: ¡Entonces no durmamos y soñemos despiertos! Date la vuelta y mírame a los ojos, estaremos echados en la cama, sin soñar dormidos, sin hablar de amor, sin hablar de nada... Sólo con mirarnos sabremos que estamos despiertos y que el amor está en los ojos del otro...
Y: Y nuestras bocas hablarán por los ojos, y las bocas mirarán nuestros ojos, y sólo un segundo después... te habré dicho te quiero un millón de veces antes de empezar a hablar.
X: Antes de todos tus te quiero, sabrás que yo te amo... ¿por qué? Porque adivinarás lo que mis labios te susurraban en aquel colchón, en el que la manta era el amor, la almohada era la pasión y tú y yo los protagonistas de la mejor historia.
Y: La mejor historia que escribió alguien falto de calor y que para refugiarse creó una historia que nunca logró que acabara, pues a cada punto final siempre le seguían dos puntos suspensivos, esa historia, es la nuestra.
X: ¿Y si termina? Y no me digas que no puede pasar, porque sí que puede.
Y: Lo peor del amor es que pase... el problema es que el nuestro no puede pasar, está atrapado en la estación donde perdimos el último tren.
X: Ya pero pasan trenes constantemente, aunque sea de otras líneas, pasan trenes y son mucho más atractivos que el nuestro... y sé, lo sé... Sé que te vas a montar en uno de ellos...
Y: Si algún día me montara en otro, lo haría descarrilar, porque no soportaría dejarte atrás.
X: Si montaras en un tren, lo harías por ti mismo, y no te importaría dejarme en la estación, créeme.
Y: No te creo. Acto seguido todos los periódicos tendrían el siguiente titular: “Un hombre hizo descarrilar un tren suicidándose, porque su chica se merecía algo más” Sólo montaría por amor. Por tu amor.
X: ¡No podrías morir! ¡Sería muy injusto! Si tú sangras, yo sangro, si tú te ahogas, yo me ahogo y si tú te mueres... ¡yo también moriría!
Y: Pero nuestro amor seguirá vivo en todas las personas que quieran quererse.
X: ¡Me da igual en quién siga vivo! ¡Que yo te quiero a ti! Y si tienes que irte en el tren número 8, en el que va tu otra mitad, te subes a él, sin mirar atrás... y te vas.
Y: Por su puesto... Yo te seguiré a todas partes, aunque para parar tu tren y subir, tenga que ponerme en medio de la vía.
X: No te vas a poner en medio de la vida porque yo no me voy a ir nunca. ¡Tenlo claro! Soy tu sombra y sin secretos.
Y: Eres algo más que mi sombra, eres la persona que me hace sonreír con cada mensaje, con cada mirada, con cada palabra, con cada gesto... eres... el aire que me da la vida.
X: No es así... No me subas de escaño... no soy tu aire... puede que te haga sonreír incluso desesperarte, pero no soy nada más. ¡NADA! Tú eres... tú eres... tú eres lo más maravilloso que he conocido…
Y: ¿Y tú? Todavía me cuesta mirarte y sentir que eres de verdad, a veces creo... que debes ser la mentira más maravillosa del mundo, porque una verdad así, es un sueño hecho realidad.
X: Mirarte me cuesta a mí, que no puedo mantenerte la mirada, sentirte me cuesta a mí que mis pulsaciones se aceleran cada vez que entramos en contacto como si de dos átomos se tratase... Me cuesta estar a tu lado pensando que yo no estoy a tu altura.
Y: Entonces nos sobran los motivos para estar juntos de por vida... Si ninguno de los dos creemos estar a la altura del otro, eso es lo que nos mantendrá unidos siempre…
X: ¿De verdad... eres real? Eres una alucinación... eres extremadamente fantástico.
Y: Mis dedos no dejan de soñar que te desnudan... Ellos son los que quieren alucinar.
X: Alucinar quieren mis labios, que quieren sentirte a cada minuto y estremecerse como nunca lo han hecho...
Y: Entonces... ¿por qué no alucinamos juntos?
X: Pues no lo sé... ¿por qué no?
Y: Sólo tus palabras ya me hacen alucinar.
X: Alucinar... alucinar, ¡tú no sabes lo que es alucinar! Alucinar es tenerte a mi lado cada segundo y sentirte.
Y: Yo te siento a cada segundo aunque no estés a mi lado... Por eso sí que sé lo que es alucinar.
X: Pues quiero alucinar contigo, de verdad. Sentir tus labios, sentir tus manos, tu pecho... ¡Sentir-te! Que mis labios jueguen con los tuyos... que los muerdan y los saboreen, porque deben de ser el pecado más sabroso que jamás probaré.
Y: El mejor pecado de todos es que formes parte de mí... Y que yo no pudiera ser yo, sin ti.
X: Te quiero. Es poco... pero es lo que siento. Te quiero te quiero y te quiero.
Y: Yo también. Yo también, yo también , yo también.
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9.12.09

Silence!

Y: Me desespero de esperar que llegue mañana…
X: ¿Por qué?
Y: Porque no quiero echarte de menos tantas noches a las 12 de la madrugada...
X: Ven a buscarme, ráptame y durmamos juntos... cualquier lugar es bueno si estoy a tu lado.
Y: Y veremos cómo sale el sol por Santa Marta y en la media luna salmantina rielará nuestro mejor beso. Como el mejor cuento de hadas que nadie contó.
X: ¡Ah! Sería precioso. Creo que la mejor elección en esta vida fue ésta... la de quererte, digo.
Y: Porque hoy las musas se acordarán de que “X” contaba más que siempre.
X: Las musas no me quieren, me lo dijiste esta tarde…
Y: Las musas de Salamanca no, pero la botella que contiene el velero en el que navega nuestro amor está llegando a otro puerto.
X: ¡Las musas son universales! ¡No mientas!
Y: A Salamanca no consiguieron llegar las mejores...
X: ¿Aquel en el que íbamos tú y yo, dices? ¿Descarriló el amor con las musas, también?
Y: No, tras aquel accidente logré cantarte la canción que nadie te quiso componer.
X: ¿La que tú no me quisiste componer, dices?
Y: Aquella canción que nos dijo, incluso antes de conocernos, que no nos muriésemos por nada que no se llamara amor.
X: Sí, pero ¿esto es amor o un calentón?
Y: Un calentón tan cálido que a medida que la distancia desaparecía se convirtió en amor por esa chica que en aquella estación quiso enseñarme a besar.
X: ¿Sabes qué? Volvería a la estación de tren para coger un tren, de ida, sólo ida, aquel que nos llevara a otro lugar en el que nos digamos lo más importante sin hablar.
Y: Las palabras que escribe el silencio de los besos...
X: Las miradas que guardan los mejores secretos...
Y: Las bocas que se juntan como si de dos polos opuestos se tratasen…
X: ¿Como nuestros cuerpos en las noches en las que el silencio llena la habitación?

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ihateU

Y: ¿Y por qué, ahora, te quieres casar? ¿Sólo por el niño? O ¿por qué de verdad aquella noche, en ese pueblecito con mar te marcó?
X: Lo del pueblecito, obvio.
Y: Te estuve buscando a la mañana siguiente… Y a la tarde siguiente… Pero no te encontré... ¿Por qué desapareciste?
X: Porque tenía miedo a enamorarme de la persona más maravillosa del mundo, y no estar a su altura...
Y: Ahora soy yo, el que no está a la altura de responder a la frase más bonita del mundo.

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