Escupir

Interviene cuando le está mandado. Ríe cuando le está mandado. Se enfada cuando le está mandado. Y todo sigue el orden estipulado.
Se distrae. Piensa. Tal vez pueda valerse por ella misma, dejar a sus compañeras de tablas y estar ella sola, o quizá con otros actores. Aquel pensamiento llegó a estremecerla. Tal vez no las necesitara más. Tal vez fuera tan zorra como para dejarlas ir. Se estaba acostumbra a estar sin ellas. Las quería. Sí. Pero los sentimientos que puede tener una puta actriz son inesperados. Como esos últimos.
La obra continúa. La obra continúa. La obra continúa. ¡La obra continúa!
Escupe sus últimas frases para concluir el penúltimo acto. Las escupe. Ni las siente, ya. Las escupes como una puta escupe a su chulo.
El telón se cierra. Y ella se queda allí, quieta, mirándolas a los ojos. Mirándola a los ojos. Y aunque siente algo que no quiere nombrar. Se gira y entra a las bambalinas.
Las hay zorras, las hay gilipollas, las hay imbéciles, las hay estúpidas... Pero aquella actriz y niña era todo y nada.
Los tres regidores le miraron. Ella entendía todo. Pero su carácter era como era. No iba a cambiar. ¡Es lo que tiene ser como eres!

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