14.6.09

Sexo y alcohol

Pero es que, aquella chica a la que decían princesa; no era más que una puta barata. Ni si quiera una puta elegante, como pensaba ella. Era una puta barata que iba de brazos en brazos buscando algo de cariño que le calmara el alma. Era una puta barata que iba buscando besos en el desayuno mientras un olor a pan tostado inundaba la cocina. Era una puta barata que no visitaba las camas a cambio de sexo... Ella era una puta barata que visitaba las camas para encontrar un cuerpo que se amoldara al suyo y que le transmitiera calor... calor que ella necesitaba para sentirse querida. Y eso... eso es lo que le daba él. Eso es lo que le hacía, una puta barata.
Con su vestido rosa, y debajo de éste, una combinación negra con detalles rosas; ella entró en el coche.
Una sonrisa, una mirada y un beso con lengua que traducido era:
-Princesa... preparate para jugar a cuentos infinitos y prohibidos... Tú y yo.
Y con un último beso con lengua, arrancaron de aquel aparcamiento. Sabiendo que allí a donde iba, sólo habría una cama en la que ahogarían sus penas con sexo y alcohol.

1 comentario:

La Chica Piruleta dijo...

La princesa
que se llama
puta barata
sólo quería
sentirse querida.