La mente de ella estaba ocupada por recordar el motivo de las lágrimas que salieron de sus ojos el día que corrió al río...
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"Siempre me pasa lo mismo. Lloro por miedo. Y aquel día lloré por miedo de empezar a quererle. No soportaría que todo acabara, y luego yo, tuviera que sufrir como nunca... No me gusta el dolor. El dolor me mata. No sería justo que yo diera todo, sin saber si él lo daría no, o se marchara por miedo o porque no me quiere, o porque sólo soy diversión... Lloré por querer sentirle y que una parte de mí no me deje hacerlo. Tengo miedo de sentirlo, y después echar de menos su cuerpo, su olor, sus caricias, su voz, sus besos... Lloré por cosas que sabía que pensaría...".
-¿Vas a mentirles? -con esta pregunta, él cortó sus pensamientos.
-¿Qué? -dijo algo confusa debido al cambio.
-Que si vas a mentir a... a ellos. -no se atrevía a decir la palabra.
-Ah, claro... Eh... a ver... piensa...
-Entonces ¿me dejas que la princesa de rizos pueda disfrutar de su cuento?
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-... estoy pensando... -reía- qué decirles...
Él la miraba de reojo y sonreía. Pensaba en el lugar en el que ella se sintiera feliz, tranquila, segura, cómoda... Quería verla feliz. Sonriendo. Ellos dos solos. Agotando el tiempo al máximo. Sexo, besos, caricias, amor... todo en el lugar perfecto que él pensara.
Mientras la pequeña princesa, pensaba...
3 comentarios:
A nadie le gusta
el dolor, pequeña
princesa.
Quiero seguir leyendo
los relatos de esta
bonita princesa.
el dolor no es buena compañia...
muy lindo princesa
te cuidas
vuelvo a leerte con mas tranquilidad
la primera impresion es muy buena.
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